A la carrera en pelotas

Un lugar bastante extraño que para entenderlo como parte de mi actualidad. El kilómetro 16/19 del camino a llao-llao.
Un lugar que solo permanece en mi memoria porque cuando tenia unos 5/6 años en uno de esos paseos "de familia" que acostumbraba el jako a darnos resulto que en ese lugar se hizo pelota un gordo pelado que trabajaba con él en el correo y coincidió que justo pasábamos por ahí así que lo sacamos de donde se había desbarrancado, lo remolcamos y es muy clara la imagen de verlo al gordo con la pelada hecha mierda sangrando por todos lados trayendo su jeep a remolque, esos jeep que, rebatiendo el parabrisas quedan completamente planos, como un bote.
O sea que el gordo se había pegado el palo de la vida.

Bueno, el tema es que estaba con una gorda tremenda que fui a visitar por una cuestión exclusivamente de negocios, el caso es que la gorda es muy semejante a la última mujer con la que estuve.
Entonces a la medida que hablábamos de ese negocio de pronto estábamos debajo de una sabana muy colorida de verdes.
Pero la gorda se ve que no tenia ninguna intención, pero yo, acelerado como estaba, decidí ir para adelante.
Dos cosas se me ocurren en este momento.
Una, jamás obligue/forcé a una mujer a entrar en una relación más allá de que todos los datos me estuviesen informando que la cosa ya estaba cocinada.
Dos, esta última experiencia tiene que ver con eso porque con esta mujer (en la vida real) estuve cerca de cinco horas ella y yo solos en casa intentando convencerla de dar el "paso siguiente" cosa que no sucedió por lo que ese primer día terminé llevándola a su casa como a las cinco de la mañana, hora en que me di de por vencido y simplemente la invite a llevarla de regreso.
El tema es que en el sueño, nuevamente había una insistencia de parte mía para ir para adelante y la gorda se negó pero a la vez me advirtió que llamaría a "nosequien".
Recuerdo muy vivamente que le empecé a acariciar su pierna en forma ascendente y en un momento la gorda grita un nombre y aparece su pareja y su hijo, cada uno en una puerta distinta, y el tipo se entra a cagar de la risa pero sin ser agresivo ni sentirse damnificado por mi actitud.
En concreto que me pongo una camisa, el pantalón, agarro el resto de mis cosas y entro a correr procurando desparecer de esa morada donde los dos, adolescente y pareja no paraban de matarse de la risa al verme huir en tarlipes.