Fuente: Extracto del adelanto publicado por el diario critica de la Argentina del libro de la integrante de Madres de Plaza de Mayo, Graciela Fernández Meijide
http://www.criticadigital.com/impresa/index.php?secc=nota&nid=28239
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Desde que Pablo desapareció, soñé muy pocas veces con él.
El escenario repetido implicaba agua, como de mar o río, y arena o calles polvorientas.
Pablo se me acercaba desde alguna parte, tal como lo había visto el día en que se lo llevaron, con su sonrisa entre tierna y pícara.
Cuando estiraba las manos para tocarlo, abrazarlo, hacía un gesto de “vos sabés que no me puedo quedar”, como si yo entendiera.
Y se alejaba.
Me despertaba entristecida y, vaya a saber cómo, pero creo que evitaba soñar con él. Resultaba demasiado angustiante.
Anoche volvió a mis sueños.
Parecía mayor, tenía la misma sonrisa, idéntica mirada pero esta vez fue acercando su carita a mi falda, la apoyó y pude acariciarle la mejilla y de uno de sus hermosos ojos brotó una sola lágrima, enorme, que se quedó sobre esa espléndida piel que tenía.
No me desperté triste sino con una conmovedora ternura e inmediatamente pensé que escribir este libro me había permitido despedirme de mi hijo
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